Es duro ver como los Marinos de los Estados Unidos de América vuelven a casa, pero no todos vuelven con vida. En muchos Estados de la Unión Americana se realizan actos de reconocimiento público para valorar el servicio prestado por ellos a su país. Es más, en las terminales aéreas de todo el país del norte, existen lugares específicos y especiales donde ellos no cancelan nada y pueden tener su merecido descaso y alimentación junto a sus acompañantes solo por ser militares.
Ellos son para su país un orgullo, pero hay también héroes de mil batallas que no reconocemos, hoy quiero referirme a los pastores y misioneros que han trabajado una vida entera por el bienestar y desarrollo de sus comunidades y países; estos hombres y mujeres que han dado la vida, no solo por sus familias, sino también por su pueblo. Gente esforzada que a través de su vocación siguen siendo de bendición para miles de personas.
Estando en el aeropuerto de LAX tuve el privilegio de ser recibido por el equipo de Avianca en el vuelo 523 de Los Ángeles a San Salvador, fue algo honroso; resulta que había tenido un fin de semana maravilloso compartiendo más de 6 conferencias en diferentes congregaciones; dichas actividades son bastante largas y muchas veces exhaustivas, ya que no solo predicamos sino también al terminar saludamos a las personas que asisten a dicho evento, llegando algunas veces a interactuar hasta por una hora y media después de cada predicación. Literal, hasta que se tome la última foto.
Pues en este vuelo venía cansado y con mucho sueño, pero desde el momento que entré en el avión el Jefe de Cabina me dijo la siguiente frase: “Deme el privilegio de atenderle”. Tan pronto tomé mi asiento me entregó una botella de agua, y cuándo llego la hora de poder comprar alimentos abordo; no me quiso cobrar nada de lo que consumí y me dijo “Permítame invitarle”. ¡Vaya bendición la mía! Me estaban tratando como un héroe de mil batallas, me estaban haciendo sentir que el trabajo que hacemos en las calles es de gran valor para muchos.
Estoy seguro de que cerca de tí hay más de un héroe de mil batallas; puede ser tu madre, puede ser tu maestro, puede ser tu pastor, pero hoy te invito que reconozcas su trabajo y dedicación; los verdaderos héroes no tienen capa, los verdaderos héroes son personas naturales sin ningún superpoder, quienes honraron nuestras vidas a través de su desempeño en el área que les corresponde y lo hicieron bien. No dejes pasar esta oportunidad, este es el tiempo de reconocer a todos los que han hecho y marcado la diferencia en la vida de muchos, este es el tiempo de reconocer a los héroes de mil batallas.
Dios bendiga a los pastores, maestros, misioneros y voluntarios quienes para mí son héroes de mil batallas.
Del escritorio de Toby Jr.
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