Los cambios siempre son necesarios, los cambios, aparte de ser necesarios, son importantes si pretendemos permanecer relevantes en un mundo tan cambiante. Todo cambio trae su dosis de resistencia y oposición en muchas áreas.

 

Los primeros que se oponen al cambio son los que se acostumbraron al desorden o caos, los que aprendieron a navegar las aguas más profundas y convulsionadas de la sociedad actual, otros se oponen al cambio porque son ellos el desorden, osea los que tienen priorizan intereses mezquinos sin importarles el dolor ajeno; otros se oponen al cambio por no haber sido consultados o tomados en cuenta en este nuevo proceso de mejora continua después de haber sido protagonistas en temporadas anteriores.

 

Un cambio sin oposición no es un cambio, lo digo desde la perspectiva de un ciudadano que promueve un cambio positivo en la sociedad, una persona que trabaja a diario para formar personas, familias, a través de la educación y la predicación de la palabra de Dios.

 

Los agentes de cambio siempre enfrentaran oposiciones. En la Biblia, específicamente en el Nuevo Testamento, vemos a Jesús trayendo un mensaje de liberación y esperanza, pero enfrentando una oposición terrenal terrible de parte de los que gobernantes y religiosos de la época.

 

Tanto los religiosos como los gobernantes rechazaban el cambio que Jesús estaba promoviendo por medio de la predicación del Evangelio, ambos estaban siendo confrontados por ese mensaje; se sintieron amenazados, no por el mensaje, sino por haber quedado marginados; ellos estaban quedando fuera de su negocio de someter personas por medio de la político y la religión.

 

Pero debe haber algo bueno en todo lo que hoy vivimos en El Salvador, es imposible negarlo, es necio el rechazar lo bueno que estamos experimentando en esta primavera que atravesamos; no puedo negar que hay mucho por mejorar, pero debe haber algo bueno sucediendo para que la mayoría de los Salvadoreños estén contentos. Democráticamente podemos decir que la mayoría decidió́ adoptar el modelo.

 

También debe de haber algo bueno en el corazón de los que se oponen, de eso no me queda duda. Debe de haber un buen deseo en sus corazones para que critiquen todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor, creyendo que la mayoría está equivocada por no pensar como ellos; tengo fe que debe haber algo bueno en sus pensamientos que nosotros no logramos entender, sé que no son malas personas, solo son personas que quizá́ sientan que se quedarán fuera de esta revolución democrática de cambio constante que hoy estamos experimentando.

 

Si el tema de la oposición es el temor al fracaso, déjame decirte que fracasar no es pecado, pecado es no intentar nada por nuestro país El Salvador que tanto amamos. La suma de fracasos nos dará́ experiencia; y la experiencia nos llevará a la perfección, esta perfección será́ la meta a largo plazo que muchos nos hemos trazado.

 

Es por eso por lo que pienso «Debe haber algo bueno» en cada uno de nosotros, un buen deseo, un buen consejo, un buen plan, eso bueno que nos mueve a comportarnos como lo hacemos, no por ser algunas malas personas, sino por creer y percibir que se están quedando fuera de los lugares que por muchos años dominaron. Hoy se oponen a todo lo que los expone y saca de su zona de confort.

 

Debe de haber algo bueno para que juntos sigamos luchando por un mejor país, debe haber algo bueno para que luchemos por la meta que todos nos hemos trazado; disfrutar, desarrollar, vivir, y dejar un país bendecido por Dios y por nuestras acciones para nuestros hijos y nietos será́ nuestra prioridad conjunta. Pero para ello debe de haber algo bueno en tí, en este caso hablo de Dios en tu vida y corazón.

 

Debe haber algo bueno, no lo rechaces; su nombre es Jesús, el dador de vida y esperanza que todo hombre y sociedad necesita.

 

Para salir adelante debe haber algo bueno en cada uno de nosotros, seamos de oposición o no. Lo bueno lo pondrá́ Dios en cada vida, familia y corazón.

 

Del escritorio de Toby Jr.