¿Qué es la navidad según las escrituras?

¿Qué es la navidad según las escrituras?

La Navidad es una de las celebraciones más populares del mundo, pero también una de las más incomprendidas. Muchos la relacionan con regalos, luces y reuniones familiares, pero pocos se detienen a pensar en su verdadero significado. Desde la perspectiva bíblica, la Navidad no comienza con un pesebre decorado, sino con un propósito eterno. No celebramos un evento bonito, sino una misión divina que cambió la historia de la humanidad.

El apóstol Pablo resume la esencia de la Navidad cuando afirma que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Jesús no vino únicamente a enseñar valores ni a hacer milagros, sino a enfrentar el problema más profundo del ser humano: el pecado. La Navidad marca el momento en que Dios mismo decide entrar en nuestra realidad para rescatarnos. No se trata de emoción, sino de redención.

El Evangelio de Juan declara que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, mostrando que Jesús no es un simple personaje histórico, sino Dios con nosotros. En Cristo encontramos al único mediador entre Dios y los hombres, el puente que restaura nuestra relación con el Padre. La Navidad es, por tanto, un acto de amor cercano y personal.

Otro aspecto esencial de la Navidad es la gracia. Efesios nos recuerda que la salvación es un regalo de Dios y no el resultado de nuestros méritos. Jesús nació para ofrecernos algo que nunca podríamos ganar por esfuerzo propio. Cada celebración navideña debería recordarnos que nuestra esperanza no está en lo que hacemos, sino en lo que Dios ya hizo por nosotros en Cristo.

Las profecías del Antiguo Testamento confirman que la Navidad no fue un accidente. Isaías y Miqueas anunciaron siglos antes que un niño nacería, que sería llamado Emanuel y que vendría de Belén. Estos anuncios fortalecen nuestra confianza en la Biblia como Palabra fiel y verdadera. Dios cumple lo que promete, y la Navidad es una prueba viva de ello.

Jesús también es presentado como la Luz que vino a un mundo en tinieblas. Aunque muchos no lo recibieron, a todos los que creen en su nombre les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios. Celebrar la Navidad implica abrir el corazón a esa luz que transforma, que rompe cadenas y que da vida nueva. No basta con admirar el pesebre; es necesario recibir al Salvador.

Además, la Navidad nos llama a un nuevo nacimiento espiritual. Jesús le explicó a Nicodemo que es necesario nacer de nuevo para ver el reino de Dios. Así como Él nació físicamente en Belén, desea nacer espiritualmente en nuestros corazones. La fe en Cristo no es una tradición heredada, sino una decisión personal que marca un antes y un después.

Finalmente, el nacimiento de Jesús nos enseña humildad y servicio. El Hijo de Dios no llegó a un palacio, sino a un pesebre. Su ejemplo nos invita a vivir una fe sencilla, obediente y comprometida con el prójimo. Que esta Navidad no sea solo una fecha en el calendario, sino una oportunidad para poner a Cristo en el centro de todo lo que hacemos.

Del escritorio de Toby Jr.

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