No es momento de defenderse, es momento de analizar y aprender en que tipo de mundo estamos viviendo.
Por los últimos 42 años me ha tocado vivir todo tipo de problemas personales y familiares, cronológicamente podría enumerar cada uno de ellos; estaba yo en sexto grado cuando un periodico nacional publicó una portada que decía “PASTOR EVANGELICO INVOLUCRADO EN ROBO”.
¿Se imaginan a mi edad lo que se siente llegar al colegio y sentir que las miradas de mis compañeros surgieran ya que mi padre estaba siendo condenado sin haber sido escuchado, ni defendido por un abogado?. Como hijo no entendía que razón tenia la sociedad de ser tan dura en contra de un hombre que aparte de ser mi papá se desempeñaba como predicador.
Fue una etapa difícil para mi madre y mis hermanos, era difícil salir al supermercado como también asistir a actividades familiares ya que nadie quería estar cerca de un acusado de robo, sin saber que ya le condenaron como ladrón; esta etapa fue tan oscura que no entendía las lagrimas de mi madre por tanta carga en su corazón y espíritu.
Por más que el tiempo avanzaba el sentimiento de rechazo estaba presente en mi colegio, comunidad y concilio de iglesias locales; cotidianamente preguntaba ¿Qué debía hacer como hijo? y mi padre respondía: ya pasará, pero eso para mí no era suficiente, como hijo yo quería gritar y decir que lo que publicaron era falso, pero Dios tenia otros planes para nuestra familia.
Bueno es Dios para con sus hijos dice la Biblia y solo me quedaba esperar, luego con el pasar de los años surgieron otros problemas dentro de la Iglesia donde asistíamos, a tal punto que se nos entregó una carta de expulsión de una congregación marcando nuestras vidas para siempre, al recibir la nota de la iglesia firmada por el pastor general de dicha organización, volvimos a sentir el dolor del menosprecio.
Se debe estar bien fundamentado para no negar la fe, es por ello que hoy comparto mi experiencia: “Hoy me toca a mí”, hoy soy yo el que está en el banquillo de los acusados, señalamientos y muchos malos sentimientos; ya con una familia me toca poner la cara dura y seguir avanzando sin mirar atrás. Ahora me toca a mi consolar a mis hijos y explicar que servir a Dios y a la comunidad nos expone a la critica, calumnia y dolor.
Fue por estos motivos que hoy escribo estas palabras, las cuales espero sean de consuelo por si mañana te toca a ti estar en el banquillo de los acusados, mantengan tu frente el alto pero tu corazón llenos de humildad; estos procesos terminan, estos procesos son parte del diario vivir de personas que esta en el ojo publico, Jámas olvides que cuando creces siempre encontraras a alguien que te quiera derribar.
Por lo anteriormente expuesto dejo parte de tres consejo que mi padre me regalo en sus peores momentos, lo primero que me recomendó fue: NO TE MUEVAS, mantén tus convicciones, NO TE RINDAS, la fatiga llegara pero Dios está contigo, NO TE ENREDES, en vanas palabrerias que no traen ningún fruto positivo si no mas bien nos complican lo sencillo que es la verdad.
Malo es quedarse con ese resentimiento en el corazón, aprendamos a perdonar y a pasar la pagina, aprendamos a reconstruir lo que otro derribo; al final los resultados los tiene Dios y será de bendición para sus hijos, los que le aman y buscan en verdad.
Hoy me toca a mi, pero no olvides que mañana te puede tocar a ti.
Un Simple Predicador
Toby Jr.