Desde el año de 993 el más antiguo ejemplo conocido de un decreto solemne de canonización es el de Udalrico o Ulrico, obispo de Augsburgo, proclamado santo por Juan XVI en el año 993. Alejandro III reservó en 1170 el derecho de canonización a la Santa Sede y Urbano VIII, en dos constituciones, 1625 y 1634, dictó disposiciones más severas y estableció el proceso que continúa en vigor con pequeñas modificaciones.
Durante muchos siglos se confirió el apelativo de santo por aclamación popular y hasta época relativamente tardía no se adoptó una forma regular de procedimiento equivalente a la canonización. Tradicionalmente este proceso quedo en virtud de la Iglesia Católica la cual concede a una persona el titulo de » santo » e inscribe su nombre en la lista de los santos, el Canon Sanctorum. Los honores públicamente tributados a los mártires en los primeros tiempos de la Iglesia constituyen el comienzo de esta costumbre.
A partir del año 2005, el Vaticano estableció nuevas normas para ceremonias de beatificación. Las disposiciones son fruto del estudio de las razones teológicas y de las exigencias pastorales sobre los ritos de beatificación y canonización aprobadas por Benedicto XVI.
La Iglesia Católica al canonizar a ciertos fieles, es decir, al proclamar solemnemente que esos fieles han practicado heroicamente las virtudes y han vivido en la fidelidad a la gracia de Dios, la Iglesia reconoce el poder del Espíritu de santidad, que está en ella, y sostiene la esperanza de los fieles proponiendo a los santos como modelos e intercesores (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 40; 48-51). «Los santos y las santas han sido siempre fuente y origen de renovación en las circunstancias más difíciles de la historia de la Iglesia» (Exhortación Apostólica Christifideles Laici 16, 3).
(Catecismo de la Iglesia Católica, número 828). En el catolicismo, siervo de Dios es el primer grado que se le otorga a una persona que es candidata para
ser venerable, luego beatificada y posteriormente canonizada.
Etapas en un proceso de Canonización actual. Son cuatro pasos:
1. Siervo de Dios.
El Obispo diocesano y el Postulador de la Causa piden iniciar el proceso de canonización. Y presentan a la Santa Sede un informe sobre la vida y las virtudes de la persona.
La Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, examina el informe y dicta el Decreto diciendo que nada impide iniciar la Causa (Decreto «Nihil obstat» – “no existe impedimento” – moral y doctrinal). Este Decreto es la respuesta oficial de la Santa Sede a las autoridades diocesanas que han pedido iniciar el proceso canónico. Obtenido el Decreto de «Nihil obstat», el Obispo diocesano dicta el Decreto de Introducción de la Causa del ahora Siervo de Dios.
2. Venerable.
Esta parte del camino comprende cinco etapas:
a) La primera etapa es el Proceso sobre la vida y las virtudes del Siervo de Dios. Un Tribunal, designado por el Obispo, recibe los testimonios de las personas que conocieron al Siervo de Dios. Ese Tribunal diocesano no da sentencia alguna; ésta queda reservada a la Congregación para las causas de los santos.
b) La segunda etapa es el Proceso de los escritos. Una comisión de censores, señalados también por el Obispo, analiza la ortodoxia de los escritos del Siervo de Dios.
c) La tercera etapa se inicia terminados los dos procesos anteriores. El Relator de la Causa nombrado por la Congregación para las Causas de los Santos, elabora el documento denominado «Positivo». En este documento se incluyen, además de los testimonios de los testigos, los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios.
d) La cuarta etapa es la Discusión de la «Positio» (posición sobre las virtudes). Este documento, una vez impreso, es discutido por una Comisión de Teólogos consultores, nombrados por la Congregación para las Causas de los Santos. Después, en sesión solemne de Cardenales y Obispos, la Congregación para las Causas de los Santos, a su vez, discute el parecer de la Comisión de Teólogos.
e) La quinta etapa es el Decreto del Santo Padre. Si la Congregación para las Causas de los Santos aprueba la «Positio», el Santo Padre dicta el Decreto de Heroicidad de Virtudes. El que era Siervo de Dios pasa a ser considerado Venerable.
3. Beato o Bienaventurado.
a) La primera etapa es mostrar al «Venerable» a la comunidad como modelo de vida e intercesor ante Dios. Para que esto pueda ser, el Postulador de la Causa deber probar ante la Congregación para las Causas de los Santos:
– La fama de santidad del Venerable. Para ello elabora una lista con las gracias y favores pedidos a Dios por los fieles por intermedio del Venerable.
– La realización de un milagro atribuido a la intercesión del Venerable. El proceso de examinar este «presunto» milagro se lleva a cabo en la Diócesis donde ha sucedido el hecho y donde viven los testigos. Generalmente, el Postulador de la Causa presenta hechos relacionados con la salud o la medicina. El Proceso de examinar el «presunto» milagro debe abarcar dos aspectos:
1) la presencia de un hecho (la sanación) que los científicos (los médicos) deberán atestiguar como un hecho que va más allá de la ciencia, y
2) laintercesióndelVenerableSiervodeDiosenlarealizacióndeesehechoqueseñalarán los testigos del caso.
b) Durante la segunda etapa la Congregación para las Causas de los Santos examina el milagro presentado.
Dos médicos peritos, designados por la Congregación, examinan si las condiciones del caso merecían un estudio detallado. Su parecer es discutido por la Consulta médica de la Congregación para las Causas de los Santos (cinco médicos peritos).
El hecho extraordinario presentado por la Consulta médica es discutido por el Congreso de Teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos. Ocho teólogos estudian el nexo entre el hecho señalado por la Consulta médica y la intercesión atribuida al Siervo de Dios.
Todos los antecedentes y los juicios de la Consulta Médica y del Congreso de Teólogos son estudiados y comunicados por un Cardenal (Cardenal «Ponente») a los demás integrantes de la Congregación, reunidos en Sesión. Luego, en Sesión solemne de los cardenales y obispos de la Congregación para las Causas de los Santos se da su veredicto final sobre el «milagro». Si el veredicto es positivo el Prefecto de la Congregación ordena la confección del Decreto correspondiente para ser sometido a la aprobación del Santo Padre.
a) En la tercera etapa y con los antecedentes anteriores, el Santo Padre aprueba el Decreto de Beatificación.
b) En la cuarta etapa el Santo Padre determina la fecha de la ceremonia litúrgica.
c) La quinta etapa es la Ceremonia deBeatificación.
4. Santo.
a) La primera etapa es la aprobación de un segundo milagro.
b) Durante la segunda etapa la Congregación para las Causas de los Santos examina este segundo milagro presentado. Se requiere que este segundo hecho milagroso haya sucedido en una fecha posterior a la Beatificación. Para examinarlo la Congregación sigue los mismos pasos que para el primer milagro.
c) En la tercera etapa el Santo Padre, con los antecedentes anteriores, aprueba el Decreto de Canonización.
d) La cuarta etapa es el Consistorio Ordinario Público, convocado por el Santo Padre, donde informa a todos los Cardenales de la Iglesia y luego determina la fecha de la canonización.
e) La última etapa es la Ceremonia de la Canonización.
RESUMIENDO:
Canonización. La canonización es un acto solemne del magisterio de la Iglesia Católica reservadas al Sumo Pontífice que se extiende a toda la Iglesia y obliga a todos los católicos a creer en ella.
Beatificación. Es una primera respuesta oficial y autorizada del Sumo Pontifice a las personas que piden poder venerar públicamente a un cristiano que consideran ejemplar y milagroso, con la cual se les concede permiso para hacerlo. Venerar es dar culto, devoción, honor, merecida piedad y petición y reverencia a la persona para que interceda ante Dios en el cielo
Santificación. Con la autoridad de Jesucristo, de los Apóstoles y el episcopado, el sumo Pontífice declara a una persona Santa y se le incluye en el catálogo de los santos, para que sea honrado e intercesor de milagros en toda la Iglesia.
¿Enseña la Biblia que los hombres tienen potestad para hacer milagros, ser Venerados, Santificados, Beatificados, Siervos de Dios por obligatoriedad y postulados para una autorizacion episcopal o Papal de canonizacion?
En Romanos 8: 34 dice: “El que resucitó el que además a la diestra del padre o de Dios y que también intercede por nosotros”.
En Hebreos 12:24 dice:“Jesús es el mediador del nuevo pacto,”
1 Timoteo 2:5-6 “No hay otro Dios, solo un mediador entre Dios y el hombre, y este es Jesucristo hombre, el cual se dio a si mismo en rescate por todos los que a su tiempo dio testimonio”.
En Romanos 8 dice: “De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, ¿pues cómo podemos pedir? Como nos conviene no lo sabemos, pero el Espíritu Santo mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”.
En Romanos 8:27 “afirma que Él es el quien escudriña los corazones y sabe cuál es la intención del espíritu nuestro, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por sus Santos”.
Vistos estos versículos podemos notar que en ningún momento la Biblia nos enseña que los hombres tienen potestad para hacer milagros, venerados, santificados, beatificados, Siervos de Dios por obligatoriedad y postulados para el mismo cargo.
Establezcamos entonces las diferencias básicas entre lo que enseña la Iglesia Católica y lo que enseña la Biblia:
La palabra SANTO viene del (griego Hagíos) que significa: “Santos, Consagrados a Dios”, específicamente la palabra Santo no aparece en singular sino en plural, lo podemos encontrar en el libro de Hechos y cómo mencionaba antes no aparece más que en plural. Bíblicamente “Santos” son llamados todos aquellos que conformamos el cuerpo de Cristo, aquellos que hemos nacido de nuevo a la familia de Dios y que en su Gracia hemos alcanzado misericordia, perdón de pecados, vida eterna por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, a diferencia de la Teología Católica, que discrepa tácitamente de la Biblia.
Los católicos ven a los santos en el cielo, pero la Biblia nos dice que están en la tierra, (2 Corintios 13:13 Todos los SANTOS os saludan; Efesios 4:12 a fin de perfeccionar a los SANTOS para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; Colosenses 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, SANTOS y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia) Apocalipsis 14:12 Aquí está la paciencia de los SANTOS, los que guardan los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús) Apocalipsis ( a tal grado que en el libro de se les llama Santos a aquellos que obedecen a los mandamientos de Nuestro Señor Jesucristo.
Para el católico ser Santo, tiene que ver con beatificación, veneración o santificación, pero la
Biblia no nos dice eso, sin embargo, nos dice que los Santos en Cristo debemos adorar y venerar a nuestro Señor Jesucristo, quien es Digno de toda alabanza y toda adoración. Apocalipsis 4:11Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
La iglesia Católica, prácticamente son adoradores de los hombres, pero la Biblia habla que nosotros no podemos adorar, ni tener imágenes, ni cosa semejante en el cielo y en la tierra, porque Dios no comparte su Gloria con nadie.
Isaías 42:8-10 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
8 Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
Cuando nosotros hablamos en sí de la vida de Monseñor Oscar Arnulfo Romero Vrs lo que la Biblia nos dice, reconocemos su ministerio pastoral y su apego por el más necesitado, su lucha constante por aquellas cosas que si eran buenas, pero debemos reconocer que nosotros no tenemos a otro Pastor que no sea Cristo.
Cuando una persona está cambiando la Verdad o dice la verdad a medias citamos Mateo 4:10: que dice: Entonces Jesús le dijo: Vete satanás porque escrito esta, al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás, entonces surgen algunas preguntas:
– ¿Acaso Dios no es suficiente para que tengamos que buscar a hombres piadosos para postularlos, venerarlos y canonizarlos para poder llegar a Dios?
– ¿Acaso Jesús no puede hacer la obra completa que el Padre le encomendó después de haber vencido la muerte en la cruz del Calvario?
– ¿Acaso el Espíritu Santo quien intercede por nosotros necesita de ayuda de hombres mortales para poder interceder ante el Padre por nosotros?
– ¿Acaso la Biblia no es la revelación suficiente para satisfacer todas las dudas que él hombre tiene?
Hermanos, debemos orar a Dios por medio de Cristo a quien la Biblia declara único mediador.
Ahora bien; ¿Quién postula a estos seres humanos para una beatificación y santificación? La respuesta es el Magisterio del Vaticano.
¿Esta entidad, está por encima de La Biblia?,¿Nos enseñó Jesús a lo largo de su vida, orar por algún santo?
Aun cuando estaba en momentos de dolor, cuando oró en el Monte Getsemaní, Él siempre estaba orándole al Padre, Jesús siempre oró a Dios en todo momento y la Biblia es muy fuerte en cuanto dice: “Maldito aquel que confía en el hombre”.
La Biblia también nos llama a nosotros a ser Santos a lo largo de nuestra vida, lo cual significa separados o apartados para Dios, citado en los siguientes versículos: Efesios 1:4, Romanos 16:15, Hechos 9:41, Salmos 31:23 entre otros.
La Biblia nos dice “quienes guardan sus mandamientos son sus Santos” Apocalipsis 14:12 y Juan 14:6-7.
Así como el Señor oró en Juan 17, la santificación comprende la separación de los creyentes para el propósito por el cual fueron enviados al mundo: “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.” (v. 18,19). Que Él mismo haya sido apartado para el propósito por el cual fue enviado, es tanto la base como la condición de nuestra separación por la cual somos enviados (Juan 10:36). Su santificación es el modelo y el poder para el nuestro. El que envío y la santificación son inseparables. Por esta causa los creyentes son llamados santos, “hagios” en el griego: “los santificados.” Mientras que anteriormente su comportamiento daba testimonio de su posición en el mundo, separados de Dios, ahora su comportamiento debe dar testimonio de su posición ante Dios y su separación del mundo.
Amigos y Hermanos como amantes de la Verdad, este fin de semana estamos ante una aberración, ante un error en cuanto a la Tradición vrs la Biblia.
¡Yo prefiero quedarme con la Biblia!
¡Yo prefiero quedarme con Cristo y con su Espíritu Santo quien intercede por mí!
La Santidad no es un título honorífico, ni ganado por méritos personales, es recibida sólo por la Gracia de Dios inmerecida por creer en el único Mediador y Salvador personal, Nuestro Señor Jesucristo.
Santo, ¡Sólo Dios!
1 Tesalonicenses 5:23, “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”