Amar no es un simple sentimiento; es una decisión profunda nacida del conocimiento de Dios. El mundo promueve un amor condicionado, superficial y centrado en uno mismo. Pero la Biblia nos invita a amar de forma desinteresada, poniendo primero al otro, incluso por encima de nosotros. Filipenses 2:3 nos exhorta a no actuar por egoísmo o vanagloria, sino a considerar a los demás como superiores, con humildad genuina.
Volver a amar es posible cuando comprendemos que el verdadero amor tiene su origen en Dios. “Nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Esta verdad transforma nuestra manera de ver al prójimo. El amor bíblico no depende de emociones momentáneas, sino de acciones deliberadas dirigidas al bien del otro, incluso si ese otro no lo merece o no lo desea.
Amar no siempre significa complacer, sino buscar lo que el otro realmente necesita. A veces eso implica corregir, confrontar o incomodar con verdad. Jesús no solo habló del amor, lo encarnó: entregó su vida por quienes no lo amaban. Juan 15:13 afirma que no hay amor más grande que dar la vida por los que se ama. Esta entrega es la máxima expresión de amor.
Por eso, cuando Jesús dice “amad a vuestros enemigos” (Mateo 5:44), no nos llama a sentir afecto, sino a actuar con compasión, justicia y misericordia, aun por quienes nos han hecho daño. La parábola del buen samaritano (Lucas 10:25-37) muestra que amar es detenerse, ayudar, acompañar y restaurar, incluso si el otro es un desconocido o un enemigo.
Amar según la Biblia es querer estar, compartir, ayudar, complementar, conocer, permanecer y caminar hacia una meta juntos. Es quitar los ojos del yo y fijarlos en el bien ajeno. Requiere humildad, renuncia y decisión. Filipenses 2:4 nos recuerda: “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros”.
Este amor solo es posible cuando hemos sido transformados por el amor de Dios. No es obra de la voluntad humana, sino fruto de una comunión profunda con Aquel que nos amó primero. Solo quien ha sido amado por Dios con ese amor infinito, puede reflejarlo hacia los demás.
Del escritorio de Toby Jr.
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