¿CÓMO VENCER A TUS ENEMIGOS?

¿CÓMO VENCER A TUS ENEMIGOS?

Dios nos mostró el camino para vencer a nuestros enemigos. Su estrategia no es la venganza ni el rencor, sino el amor. Tratar a quienes nos hacen daño con bondad y generosidad puede desconcertarlos profundamente. Este acto inesperado puede llevarlos al remordimiento, al arrepentimiento e incluso a la salvación en Jesucristo. La bondad tiene un poder que el odio no puede igualar.

Según Proverbios 25:21-22, el Señor nos da instrucciones claras: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale de beber agua; porque así amontonarás brasas sobre su cabeza, y el Señor te recompensará». Este versículo nos revela que hacer el bien es una estrategia divina. No solo transforma corazones, sino que también trae recompensa del Señor.

El apóstol Pablo, en Romanos 12:9-21, retoma esta enseñanza para recordarnos que vencemos el mal haciendo el bien. Él exhorta a los creyentes a bendecir a quienes los persiguen y a orar por ellos. También prohíbe devolver mal por mal y recalca que la venganza pertenece a Dios. Nuestra misión es reflejar el carácter de Cristo.

Jesús mismo enseñó: «No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra» (Mateo 5:39). Como cristianos, debemos amar a nuestros enemigos y orar por quienes nos persiguen. Solo así demostramos que somos hijos del Dios de amor y misericordia.

En su Sermón del Monte, Jesús llamó bienaventurados a los pacificadores. Ellos serán llamados hijos de Dios. También dijo que quienes padecen persecución por causa de la justicia heredarán el reino de los cielos. Estas enseñanzas nos invitan a responder con gozo y fe cuando enfrentamos injusticias.

No debemos vengarnos porque Dios ha establecido que solo Él juzga justamente. Deuteronomio 32:35 y Eclesiastés 12:14 confirman que la retribución le pertenece. Además, Pablo en 1 Timoteo 2:1-4 nos insta a vivir de manera tranquila, sin obstaculizar la obra del Evangelio con actitudes vengativas.

Cuando optamos por amar a nuestros enemigos con sinceridad y sacrificio, Dios nos honra. Esto puede convertir a un adversario en un hermano o hermana en Cristo. Romanos 2:4 afirma que la bondad de Dios lleva al arrepentimiento. Nuestro buen trato también puede ser un instrumento para ese cambio.

En conclusión, tratar a nuestros enemigos con inesperada bondad puede tener un profundo impacto en sus vidas. Este gesto desconcertante puede llevarlos al arrepentimiento y abrir la puerta para que conozcan a Jesucristo. Al vencer el mal con el bien, reflejamos el amor de Dios y cumplimos nuestro llamado como seguidores de Cristo.

Del escritorio de Toby Jr.

 

 

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