Hay momentos en la vida que nos dejan sin respuestas. Ciclos que terminan sin previo aviso, caminos que cambian de rumbo y estaciones que parecen no tener sentido. Pero incluso en medio de la incertidumbre, hay una verdad que permanece firme: Dios siempre lo supo.
Nada lo toma por sorpresa. Desde antes de que diéramos nuestro primer paso, Él ya había trazado con amor cada detalle de nuestro viaje. Como dice Jeremías 29:11, “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”
Qué consuelo tan grande saber que el Dios que formó los cielos también piensa en nosotros. Sus pensamientos —como recuerda el Salmo 139— son tan numerosos que no pueden contarse. Él no solo piensa en ti, sino acerca de ti; cada plan, cada retraso, cada puerta que se cierra, tiene un propósito que solo el tiempo y la fe pueden revelar.
Cuando la vida parece detenerse o perder sentido, recuerda que el silencio de Dios no es ausencia, sino preparación. Él trabaja en lo invisible, te moldea, te fortalece y alinea tu corazón con su voluntad. Su propósito no se detiene por tus errores ni se desvía por tus miedos; al contrario, los usa para impulsarte hacia el destino que preparó para ti.
Por eso, aunque no entiendas el presente, confía en que tu historia está segura en las manos del Autor perfecto. Él no improvisa, no olvida, y jamás llega tarde. Su tiempo es exacto, su plan es bueno y su amor es eterno.
Así que, si hoy estás cerrando un ciclo, hazlo con gratitud. Lo que viene no es una casualidad: es el cumplimiento de algo que Dios ya había pensado para ti desde el principio.
Dios siempre lo supo… y lo mejor aún está por venir.
Del escritorio de Toby Jr.

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