ÉXITO GARANTIZADO: VOLVER AL LLAMADO DE DIOS
Hace ocho años, mi vida cambió para siempre con la partida de mi padre, quien no solo fue mi guía espiritual, sino también mi jefe. Aquel momento marcó el inicio de una etapa desafiante: cuidar del rebaño que Dios le había encomendado. No todos permanecieron. Algunos se alejaron, otros rechazaron al nuevo pastor, algunos se perdieron en el camino y otros, simplemente, ya no están. Sin embargo, en medio de esa transición, Dios me enseñó que, si volvemos a aquello que Él nos encomendó, tendremos el éxito garantizado ante sus ojos.
En las Escrituras vemos que David, un rey reconocido por sus logros militares y políticos, no dio a su hijo Salomón un consejo estratégico, sino espiritual. Le pidió valentía y obediencia a Dios, recordándole que el verdadero éxito nace de la comunión con Él. En 1 Crónicas 28 y 29, David le encomienda la construcción del templo, no solo como una obra arquitectónica, sino como símbolo de un compromiso profundo con la presencia divina.
La fidelidad a Dios es la clave del verdadero éxito. Cuando nos dirigimos en sus caminos, Él nos asegura prosperidad y estabilidad, incluso en medio de los mayores desafíos. Y si alguna vez dudamos de lo que Él espera de nosotros, Mateo 6:33 nos recuerda el camino: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
En este caminar de fe, todos enfrentaremos momentos de soledad, duda y cansancio. Podemos perder seres queridos o sentirnos abatidos por la rutina y las incertidumbres, pero nunca estaremos solos. Dios —Padre, Hijo y Espíritu Santo— permanece con nosotros. Él responde a través de la oración, el ayuno y Su Palabra, y nos consuela para que también podamos consolar a otros (2 Corintios 1:3-4). Su presencia es nuestra fortaleza constante.
A lo largo del camino, podemos tropezar con la presión, la vergüenza o la comodidad, y olvidar los mandamientos de Dios. Sin embargo, Su Palabra nos llama a permanecer firmes, valientes y sin desmayar (1 Corintios 16:13). En los momentos de incertidumbre, cuando no sepamos si avanzar o detenernos, Dios reafirma Su fidelidad: nos sostiene con Sus promesas, nos capacita para seguir y nos alienta, incluso en los valles más oscuros (Salmo 23:4).
La conclusión es clara y directa: volver a Dios es tener el éxito garantizado. No lo postergues. No te acostumbres al silencio del alejamiento. Regresa al llamado que un día escuchaste y permite que Dios haga florecer aquello que parecía estancado. El éxito, según el cielo, no se mide por la aceptación de las multitudes, sino por la fidelidad del corazón. Hoy es un buen día para regresar a tu Creador y reencontrarte con Su propósito.
Del escritorio de Toby Jr.
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