75 Años de Historias y Victorias

75 Años de Historias y Victorias

75 AÑOS DE HISTORIAS Y VICTORIAS

 

Resumen: La historia del pueblo de Israel, desde la Antigüedad, iniciaría, a partir de su asentamiento en el territorio de Palestina, uno los conflictos más prolongados del siglo XX, aún no resuelto. El objetivo de este artículo es hacer un recorrido por la historia del pueblo de Israel, y profundizar en el análisis del conflicto árabe-israelí, analizando la viabilidad de un proceso de paz hasta hoy no concretado. Palabras clave: conflicto árabe-israelí, Israel, Palestina.

 

1. EL PRIMER ASENTAMIENTO DEL PUEBLO DE ISRAEL EN LA TIERRA DE CANAÁN. LOS YACIMIENTOS ARQUEOLÓGICOS

En los últimos años los estudios historiográficos sobre el origen del pueblo de Israel y su asentamiento en la zona de Canaán han cambiado. Esto ha sido debido al grave conflicto entre los dos pueblos: palestino y judío, por ese territorio desde 1948.

Ahora la mayoría de los historiadores no tienen tan en cuenta los relatos bíblicos, como se había hecho hasta ahora, a la hora de interpretar los restos arqueológicos que han ido apareciendo en aquellos lugares.

El nombre de Israel aparece por primera vez recogido en una estela de un faraón egipcio del siglo XIII antes de Cristo.

El origen de Israel que más convence, después de los exhaustivos trabajos realizados, a los investigadores, es el del asentamiento pacífico de las tribus de pastores nómadas de la estepa en la época de transición del Bronce reciente al Bronce medio en torno a 1600-1550 antes de Cristo.

Esta fue una época de abundantes lluvias y eso obligó a que los asentamientos humanos se desplazaran a la zona de los grandes valles donde se podría cultivar. Allí se formaron ciudades-estados amuralladas que sin embargo no parece que formaran entre si una confederación. La zona del norte: Galilea y Samaria era más rica mientras que la del sur estaba menos desarrollada.

Entre 1250 y 1050 antes de Cristo continuó la sequía y por eso siguieron los desplazamientos de población hacia la zona del Mediterráneo, coincidiendo con la caída de la cultura micénica que llega hasta Egipto. Estos eran pueblos que venían del mar y que disponían de mejores armas que los que estaban allí asentados de manera que en poco tiempo se hicieron con aquel territorio.

Según nos vamos acercando al año 1000 antes de Cristo hubo un nuevo cambio climático y algunas regiones que habían sido abandonadas vuelven a ocuparse. En la zona norte destacan las colinas de Samaría se van ocupando y surgen a la vez varias rutas comerciales que unen las diferentes ciudades que van apareciendo.

Se empiezan a cobrar impuestos y la ciudad de Samaría se empieza a estructurar de manera que podemos empezar a hablar de reino. Incluso en algunos textos antiguos aparece el término Israel y figura Ajab como su rey poderoso. Este reino sin embargo cae en manos de los Asirios en el 622.

En el reino del sur: Judea, en cambio no existen datos tan claros de estructuración política, aunque sí que sabemos que ya existía la ciudad de Jerusalén. Esta no empieza, sin embargo, a despegar hasta que cae el reino del norte. Existe una estela del siglo IX antes de Cristo en la que figura el nombre de David como rey de la zona. Precisamente allí se proporciona el nombre del soberano de Jerusalén, Ezequías, y el gentilicio de sus súbditos: judíos. La ciudad de Jerusalén fue tomada por Nabucodonosor en el año 586 a. C.

 

Desde el 533 hasta el 525 a. C. Judá pasa a ser una provincia del Imperio persa. El emperador Ciro II el Grande ayudó a la restauración de Jerusalén impulsando el culto tradicional a Yahweh, el Dios de Samaría y Judea. En el Templo reconstruido el Sumo Sacerdote y la aristocracia sacerdotal tenía un innegable ascendiente sobre el pueblo. En cambio, la autoridad civil estaba en manos del gobernador nombrado por Persia. Con el paso del tiempo, el sacerdocio fue adquiriendo una posición predominante y a finales del siglo IV el Sumo Sacerdote asumió también el cargo del gobernador.

Este periodo persa fue decisivo en la composición de los libros que componen la Biblia, en la configuración del Judaísmo y en los orígenes de la cultura israelita.

Durante la etapa de la hegemonía del emperador griego Alejandro Magno muchos aspectos de la vida de los israelitas quedarían impregnados de elementos de la civilización, el arte, la técnica, la lengua o la filosofía griegas.

Estos elementos culturales eran compatibles con sus propias tradiciones y pusieron las bases para el judaísmo posterior, propiciando, además un ambiente religioso que ayuda a comprender mejor, desde el punto de vista histórico, el contexto en que nació el Cristianismo.

Durante el siglo III a.C. Israel estuvo bajo el dominio del reino Ptolomeo de Egipto.

A comienzos del II, Palestina pasó a estar bajo los seleúcidas de Siria que intentaron erradicar todo vestigio de la cultura judía. Pero la resistencia, al mando de Judas Macabeo logró en el 141 a.C. la liberación de Jerusalén y la independencia nacional. Se instaló la dinastía asmonea, que conservaría el poder político y religioso hasta que el país fuera conquistado por las tropas de Pompeyo en el 63 a.C. y quedase bajo el dominio de Roma.

A finales del 40 AC. El Senado romano nombró a Herodes rey de Judá al final de cuyo reinado hubo importantes revueltas protagonizadas por los líderes locales que se alzaron en armas contra la hegemonía romana. Al final estos levantamientos condujeron a una guerra sangrienta y violenta represión que sufrieron los que se había levantado contra el poder imperial (66-70 DC).

 

2. ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL PUEBLO DE ISRAEL A LO LARGO DE SU HISTORIA

A partir del año 70 DC. Comienza la dispersión, lo que los judíos denominan el Galut, término más duro aún que la Diáspora, porque significa dispersión, desarraigo, aislamiento.

Por esto el pueblo judío se puede considerar un pueblo que siempre ha vivido en una cierta inseguridad es un pueblo errante, sin fronteras claras y que por eso siempre ha tenido una mentalidad de pioneros e innovadores. Han estado durante muchos siglos en un continuo movimiento buscando siempre nuevas tierras donde asentarse desde que salieron de la zona que ocupaban en el siglo I.

Esta actitud de provisionalidad e inseguridad, de “dormir con las maletas hechas”, los ha llevado a trasladar su cultura de origen a todos aquellos lugares que han ido ocupando a lo largo de la historia.

El judío de la diáspora siempre mantuvo una gran esperanza en el futuro no sólo en el otro mundo sino también de la redención de ese pueblo aquí en la tierra. Durante los largos años de la Diáspora las diferentes comunidades de judíos se fueron instalando en distintos lugares del continente europeo o africano, lo que dificultaba considerablemente la convivencia con las sociedades que les acogían. Esto provocó ciertos problemas que llevó a que en algunas naciones fueron expulsados de su territorio como ocurrió en España en 1492.

 

3. LOS JUDÍOS EN LA ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

Desde finales del XVIII la integración cultural y política constituyó su gran esperanza para lograr la normalización de sus relaciones con los no judíos en el seno de las sociedades europeas. Así según avanzaba el XIX cada vez los judíos

 

iban consiguiendo acceder a estudios superiores e incluso muchos de ellos estatutos legales de libertad de residencia. A finales del siglo empiezan a surgir una serie de corrientes antisemitas que alteran drásticamente este panorama integrador. Pero ahora a diferencia del antijudaísmo tradicional, con un fondo más religioso, el nuevo antijudaísmo se planteaba de manera más radical y agresiva presentando una faceta marcadamente ideológica y explícitamente política. El antisemitismo se planteaba entonces como una forma de antiliberalismo y por tanto dificultaba tremendamente la integración de las comunidades judías dentro de las sociedades europeas.

En 1896 se suceden un conjunto de actos violentos contra los judíos. Ellos ante esta situación tomaron cuatro medidas:

  1. Asimilación a posturas políticas más de Izquierdas sobre todo de organizaciones sindicales. Esto conlleva una clara secularización religiosa que pretende borrar la memoria histórica
  2. Defensa de un Tradicionalismo exacerbado que se caracterizaba por un regreso a la ortodoxia religiosa. Estaba completamente en contra de toda postura integradora y asimiladora. Consideran la ley judía: Torá, como el elemento esencial tanto a nivel individual como colectivo que servía como de “laboratorio de las nuevas ideas”.
  3. Defensa del Sionismo que consiste en promover una emigración masiva de judíos hacia una tierra disponible para formar un nuevo pueblo, esta podría ser en Palestina o en otro lugar del mundo
  4. Promover el Nacionalismo poniendo especialmente el ejemplo en los aspectos culturales más que en los religiosos

En 1897 se celebra en Basilea, presidido por Herzl, el Primer Congreso Mundial Judío donde se establece como objetivo el “Crear un hogar nacional judío en Palestina, auspiciado por el derecho público internacional”. Se pretendía unir a todos los judíos del mundo en un estado propio y así terminar con la Diáspora.

Se prestaba ayuda económica a todos aquellos que quisieran trasladarse a aquel lugar para formar el nuevo estado de carácter democrático y socialista, anti tradicionalista y antiliberal. Para conseguir sus objetivos desde el primer momento los principales líderes empezaron a establecer un plan de comunicación dirigida a convencer a la opinión pública mundial de sus objetivos. Así elaboran un himno, una bandera y promocionan especialmente el uso de su lengua propia.

Algún tiempo después aparece Gordon promotor de un movimiento denominado Sionismo cultural. Defendía la idea de que el hombre, el individuo completo es el objeto de la nación que no puede asentarse en cualquier lugar de la tierra sino precisamente en donde reposan sus antepasados.

 

4. EL PUEBLO PALESTINO Y SUS CONFLICTOS CON LOS JUDÍOS

A finales del XIX y principios del XX en el territorio de Palestina donde querían instalarse los judíos provenientes del todo el mundo, estaba ocupado por 550.000 personas. De ellas el 82% eran árabes musulmanes y el 12% restante árabes cristianos, los judíos no llegaban al 5% y el resto eran emigrantes recientemente llegados a ese lugar procedentes de diferentes países. Estas gentes vivían básicamente de la agricultura y del sector servicios pues el 70% se concentraba en las zonas rurales y sólo el 30% se alojaba en dinámicas ciudades marítimas o del interior. Todas estas personas variadas y diferentes convivían pacíficamente, desde hacía muchas décadas.

En noviembre de 1917 Gran Bretaña, tras una serie de acuerdos económicos previos, firmó un acuerdo con el Movimiento Sionista comprometiéndose a la “creación de un hogar Nacional Judío en Palestina”. En 1919, tras la finalización de la Primera Guerra Mundial y el hundimiento del Imperio Otomano, la Sociedad de Naciones, precursora de la Organización de Naciones Unidas, establece el sistema colonialista de los Mandatos y en 1920 se le asignó uno de ellos a Gran Bretaña en la zona de Palestina.

 

Entre 1922 y 1948 Palestina fue gobernada por los ingleses que no sólo toleraron la inmigración judía, sino que incluso la estimularon. Los palestinos, por su parte, reaccionaron con violencia contra los invasores, siendo ahorcados, entre 1936 y 1939, más de 55.000 palestinos.

En esos mismos años algunos grupos sionistas se radicalizaron frente a las restricciones que Gran Bretaña estaba poniendo a los emigrantes judíos e iniciaron una fuerte oleada terrorista con atentados contra intereses británicos. Estos ante tanta presión por ambos lados, palestinos y judíos, decidieron llevar la cuestión palestina a la recientemente creada ONU.

 

5. CONFLICTOS ENTRE JUDÍOS Y PALESTINOS POR LA TIERRA MÁS DISPUTADA

Desde que la resolución 181 (II) de la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió en 1947 la partición del territorio de Palestina, sometida al mandato de la administración británica en dos territorios independientes, uno árabe y otro judío, ha habido un constante enfrentamiento armado entre ambos pueblos.

Las reclamaciones de judíos y palestinos sobre el mismo territorio han llevado a cinco guerras abiertas y a un constante clima de enfrentamiento latente entre el estado de Israel y sus vecinos árabes, durante varias décadas. Pero vayamos relatando los hechos de una manera a cronológica.

El 29 de noviembre de 1947, mediante la Resolución 181 de su Asamblea General se aprueba la partición de Palestina en dos territorios, uno judío y otro árabe, concediendo a los sionistas el 52% del mismo con continuidad geográfica y a los palestinos el 46% sin continuidad territorial, dejando a la ciudad de Jerusalén bajo control internacional.

Enseguida se organizaron dirigidos por los grupos sionistas terroristas un éxodo de 300.000 palestinos que se veían obligados a abandonar sus pueblos y aldeas. Muchos de ellos fueron asesinados y sus casas fueron destrozadas.

El 14 de mayo de 1948, de modo unilateral, los sionistas proclamaron la fundación del Estado de Israel en la tierra de Palestina.

Los países árabes que rodeaban esta zona: Egipto, Siria, Jordania, no podían tolerar semejante robo de sus tierras y declararon la guerra a Israel que consigue la victoria en poco tiempo. El 6 de enero de 1949 se firma la paz e Israel logra anexionarse hasta un 78% del territorio palestino convirtiendo al 80% de la población en refugiada.

La paz, sin embargo, no se logró tan fácilmente y las guerras continuaron en 1951, 1967 y 1973 enfrentándose en ellas el ejercito judío moderno y bien preparado contra el árabe que, aunque era más numeroso, pero estaba mal equipado y completamente dividido.

En 1974 la ONU reconoce como legítima representante del pueblo palestino a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Esta sufrió graves derrotas frente al ejército judío sobre todo en la guerra del Líbano. Los dirigentes palestinos se ven obligados a huir a Túnez donde se refugian hasta que en 1985 son bombardeados por la aviación israelí.

La OLP estaba tratando de rehacer sus filas y llamar la atención de la opinión pública internacional sobre la legitimidad de su causa cuando estalla en los Territorios Ocupados la primera Intifada, un movimiento de resistencia relativamente independiente del liderazgo exterior, que durante tres años enfrenta a niños y adolescentes armados sólo con piedras con el potentísimo ejército israelí.

En estas guerras de guerrillas fallecen 50 israelitas frente a más de 1000 palestinos. La desproporción entre ambos bandos es patente pero cara a la opinión pública el triunfo es de la causa palestina cuyo gobierno la apoyará e incluso con armas dando lugar así al surgimiento del movimiento radical Hamas.

 

Tras la guerra del Golfo contra Iraq en 1991 y ante el temor de que se levanten los países árabes en la zona, los EEUU deciden organizar una serie de conferencias entre los judíos y los palestinos para tratar de llegar a una paz en la zona. Aquí se encuadran la Conferencia de Madrid en 1991, los Acuerdos de Oslo en 1993 y 1995.

Tras el asesinato del presidente Rabin en 1995 los siguientes gobiernos que se sucedieron continuaron con su política de hechos consumados, ocupando territorios palestinos, construyendo colonias agresivas y aterrorizando, cada vez más a sus gentes.

En el año 2000 se celebran las conversaciones de Camp David entre judíos y palestinos, bajo la 96 égida del presidente de EEUU, Clinton. No llegaron a ningún acuerdo. Ese mismo año estalla la segunda Intifada en la que perecen 4000 palestinos, muchos de ellos niños. Esta dura hasta el 2005.

Durante el gobierno de Ariel Sharon se manda construir un muro con el que los judíos se anexionan otra parte de Cisjordania dejando algunos pueblos partidos por la mitad y otros separados de sus tierras de cultivo. En el 2004 la Corte Internacional de Justicia de la Haya declara ilegal la construcción del muro y exige su demolición, aunque Israel ignora dicha resolución internacional.

En enero de 2006 el movimiento de resistencia Hamas ganó las elecciones legislativas palestinas y esto no hizo más que empeorar la situación con los israelitas.

Durante el año 2007 han continuado la situación de deterioro en la zona palestina sobre todo en la zona de Gaza donde la población ha pasado de tener un índice de pobreza del 29% en el año 2000 al 81% en el 2007.

Actualmente resulta casi imposible salir de la zona ni siquiera por problemas de salud ni incluso a las organizaciones humanitarias. Los alimentos y el agua escasean, faltan medicinas y el fuel está bloqueado de manera que se hace imposible, con frecuencia, el uso de generadores eléctricos.

 

6. PROBLEMAS MÁS GRAVES EN LA ZONA DE ORIENTE MEDIO EN EL MOMENTO ACTUAL

Allí existe un grave conflicto nacional, es el choque de dos pueblos que reclaman un mismo territorio, pero es además el campo de acción de los extremismos religiosos, de diferencias sociales inmensas entre ricos y pobres y de multimillonarios intereses económicos internacionales. Se puede afirmar que en realidad es un conflicto de culturas en el que las partes hablan idiomas culturales diferentes e imposibles de traducir.

Los conflictos que ocurren en este territorio de Oriente Medio constituyen, hoy en día, por tanto, una grave amenaza para la paz del mundo. Es una zona de Europa, muy cercana también a otros dos continentes: África y Asia donde continuamente se da un choque entre dos culturas diferentes el mundo occidental y el islámico. El estado de Israel, situado en el extremo del Mediterráneo actúa, de alguna forma como muralla de contención para los intereses occidentales, aunque sin conseguirlo.

En ese lugar existen varios grupos armados terroristas como la milicia de Hezbolá, instalada en el Líbano, que provocan una continua inseguridad en aquel territorio.

 

7. ¿EXISTE ALGUNA ESPERANZA PARA LOGRAR LA PAZ EN ORIENTE MEDIO?

Es necesario el que se llegue a conseguir tener una garantía total, por ambas partes, de seguridad mutua y de lucha contra el terrorismo.

También ha de establecerse una soberanía compartida sobre la ciudad de Jerusalén.

Los judíos deberían abandonar sus asentamientos establecidos sobre la zona de Gaza y Cisjordania y resolver definitivamente la cuestión de los miles de refugiados palestinos, que salieron en la primera guerra, y que todavía no tienen una tierra donde establecerse. Deben quedar muy claras las fronteras entre ambos países.

8. LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

Aunque muchos consideran que es indivisible en la realidad ya está dividida en tres partes. En total tiene 360.000 habitantes de los cuales 120.000 son árabes palestinos, otro tercio judíos ortodoxos y el otro son israelíes laicos o tradicionalistas que no andan por la zona ortodoxa ni tampoco por la arábiga.

Las zonas sagradas son aquellas que tienen un valor especial para las diferentes religiones: el Muro de las lamentaciones, las mezquitas, o el santo sepulcro.

Jerusalén es considerada la ciudad religiosa más importante del mundo y por eso es llamada santa tanto por los judíos como por los cristianos y los musulmanes. Por eso ninguno quiere renunciar conservar su hegemonía en la zona.

Los judíos la miran con amor pues recoge abundantes recuerdos y vestigios de los muchos años, en los que ella vivieron antes de la Diáspora. Los cristianos ven en la ciudad santa de Jerusalén la tierra que pisó Jesús y donde tuvieron lugar los grandes acontecimientos de la Redención y de la primera comunidad cristiana. Los musulmanes también le llaman ciudad santa, hecho que se remonta a los orígenes del Islam. El monoteísmo es uno de los temas que unen a las tres religiones que ocupan esta zona. Todos creen en un Dios único.

Es indudable que para poder llegar a construir un futuro de paz en la zona hay que buscar lo que une y ese Dios único es el denominador común en el que todos los pueblos que allí se alojan creen. Se trataría, por tanto, de no ver al otro que piensa de manera diferente como el enemigo que amenaza la propia existencia sino el amigo con el que compartimos mucha historia y tradiciones pasadas y sobre todo una fe en un mismo Dios.

Los habitantes de la ciudad santa de Jerusalén son responsables, igual que lo somos también el resto de los ciudadanos del mundo, de pensar más en el futuro que en el pasado, más en los vivos que en los muertos.

Sería muy positivo que todos nos animáramos a desarrollar la denominada ética del perdón aprendiendo a tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros mismos, pues el sistema desarrollado hasta ahora de la mutua condena, que es lo que muchos utilizan continuamente, resulta siempre estéril.

Es indudable que si respetamos al prójimo se promueve la paz y no podemos por eso pensar que ésta caerá del Cielo, sino que tenemos que educar a las nuevas generaciones en estos conceptos de paz y no de violencia y esto exige tiempo, pero es una meta que merece la pena llevar a cabo.

Por otro lado, no hay paz si no hay justicia y no hay justicia sin perdón. Por tanto, sólo volviendo a Dios se conseguirá desarrollar ambas condiciones, imprescindibles para lograr que terminen los conflictos en esta zona tan importante del planeta.

 

Fuente: Uniroja.es

María Hernández-Sampelayo
Universidad Camilo José Cela, España. 

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