Nunca te rindas, Jesús ya estuvo ahí y hoy te confirma que todo estará bien; el pastor siempre sufre, esto es parte del llamado a predicar el Evangelio. Jamás pienses que todo sufrimiento es producto del Evangelio, mucho de este sufrimiento podrá ser evitado tomando mejores decisiones con base en la Biblia, la palabra de Dios.
Para ser siervos de Dios debemos pagar un precio, esto inició el día que entramos a la escuela de la vida Cristiana; de esto Jesús mismo nos dio testimonio con tanta oposición en su vida Ministerial. Quiero recordarte que la vida es un proceso y todo pasaremos por una diversidad de experiencias, siendo una de ellas el sufrimiento.
Cuídate de los tropiezos y causales de muerte espiritual, estas pueden ser resumidas en: Amor al Dinero, Amor a la fama, Amor al mundo y sus deseos. Todas estas anteriormente mencionadas nos llevan a lo que la biblia le llama condenación eterna, son causales de dolor, división, y traen consecuencias muy graves en la vida secular y cristiana.
Piensa siempre en las consecuencias, esta es la medida más exacta para reflexionar antes de cometer un error; lo vimos con claridad en el huerto del Edén cuando el hombre por curiosidad y ambición retó la autoridad de Dios al tomar del fruto que con claridad Dios le ordenó no tocar, ni comer de él. Analiza siempre las consecuencias.
Evita las malas conversaciones, bien dicen por ahí que las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres; dice la Biblia que de la abundancia del corazón habla la boca. Entonces ¿Cómo puedo yo evitar estas malas conversaciones y platicas? Llenando mi cabeza con la palabra de Dios, manteniendo mi comunión activa por medio de la oración, ayuno, alabanza.
Fuiste engendrado en Jesús para una vida victoriosa, tienes futuro en la familia de Dios; es por ello por lo que no debes negar, ni separarte de la familia de Dios, sino por lo contrario procura involucrarte cada día más en los negocios de tu Padre que está en los cielos; gana almas, predica el Evangelio, sirve a la comunidad, no abandones al compañero o compañera de tu juventud.
Jesús ya estuvo ahí, si Dios como Padre le resucitó de entre los muertos, hará lo mismo con cada uno de nosotros que hemos creído en Él. Hoy celebramos esta nueva etapa de vida, hoy celebramos las múltiples misericordias de Dios, hoy celebramos a un Dios que no abandona, que fortalece, que ayuda, que desarrolla y saca lo mejor de nosotros para su gloria.
¡Ánimos, Jesús ya estuvo ahí!