Llegado el momento se decidió rentar un local donde no sólo pudiéramos estar cómodos los que actualmente nos estábamos congregando, sino también los que con el tiempo irían llegando.

Encontramos un bonito lugar en el centro comercial “El Rosal” ubicado en la esquina sur oriente de la calle progreso y la 59 avenida sur, 2 años y medios pasaron, estos años sirvieron para realizar actividades evangelizadoras, en aquel entonces, llamadas Entebbes, para atraer a personas inconversas a los pies de Jesús, siendo éste un método de crecimiento repentino para nuestra iglesia.

Fue así, que los primeros cultos de 1979, pedimos a los hermanos que oraran para un terreno y la construcción de nuestro nuevo templo, ubicado en la colonia “La Sultana” inaugurado el 8 de abril 1979 llamándose “El templo de David” con unas asistencia de 600 personas con comodidad.

El templo de David comenzó a ser insuficiente y se pensó en construir un nuevo templo, la aprobación del crédito, estuvo muy difícil por la situación del gobierno en ese entonces, pero al final accedieron, y se construyó el llamado “Templo de Gamaliel” con capacidad de 700 personas.

La Iglesia seguía en crecimiento y fue una una mañana de 1983, la voz de Dios se hizo presente y era la construcción de un templo inamovible en donde adultos, ancianos, niños, adolescentes, recién nacidos y mujeres pudiesen tener un sitio ideal en un solo espacio. En diciembre de 1983, nuevamente con un préstamo bancario, se adquirió una manzana de terreno, en la Colonia Escalón, pasaron 3 años de obras evangelizadoras y fue así, el 15 de junio 1986 se inauguró la Villa Bautista, donde estaba ubicado nuestro terreno inamovible con una asistencia de 6mil personas; en aquel entonces, se convirtió en la iglesia evangelizadora más grande de El Salvador.

Ahora con los pasos de los años, la Misión Bautista Internacional es una gran familia, llegamos a lugares donde muchos no conocemos, de pueblo en pueblo, de municipio en municipio, 517 iglesias a nivel nacional, compartiendo la misma visión y misión, una gran labor social.

“El Taber” no nació para construir edificios, nació para ser y hacer Discípulos de Jesús, nuestros edificios solos son un instrumento para el cumplimiento de la gran comisión, son un medio, jamás un fin.

Cada vez que hemos inaugurado una nueva Iglesia, no hemos llegado a la meta, hemos levantado las manos en señal de victoria, pero no para sentarnos; sino para continuar corriendo y proclamando a Jesús para transformar la nación, una familia a la vez, una persona a la vez.