En 1969 mientras en la discoteca sonaba la música a todo volumen en el parqueo del lado externo estaba una mujer a punto de dar a luz a su primer hijo varón, ella ya había dado a luz dos preciosas hijas quienes solo se levaban 10 meses se diferencia entre sí; eran la 1:37 cuando la mujer mandó a llamar a su esposo quien administraba dicha discoteca y le aviso que los dolores se parto estaban en su mayor apogeo, que no los toleraba más. En seguida el esposo al escudar la noticia llevó a su esposo al hospital más cercano que estaba a unas cuadras de dicho establecimiento de actividad nocturna.
Eran casi las dos se la mañana cuando nació en bebé esperado, el primogénito varón con el que todo padre sueña al nacer con más de 6 libras de peso sus padres le llamaron Edgar Antonio López Bertrand. Sus hermanas le recibieron con mucha alegría y un poco de recelo por haber llegado a destronar a ambas niñas del corazón de su papá quien por naturaleza era un tanto machista como todo hombre Salvadoreño de la época , con el pasar de los años se consolidaron como una familia clase media normal; hasta que papá por medio de unos amigos Norte Americanos conoció a Jesús como su SALVADOR personal fue allí donde todo cambio.
Aquella familia promedio se convirtió en una familia Misionera abandonando su país de origen para recibir la capacitación necesaria para servir al Señor en el ministerio de la predicación del Evangelio de Jesús. Se trasladaron hacia USA donde por unos 5 años se desarrollaron con mucha pasión por su llamado misionero aprendiendo el idioma y muchas de sus costumbres; la madre de familia fue una pieza clave para el desarrollo de cada uno de ellos ya que fue ella quien se dedicó al hogar al 100% de todo este tiempo donde todos estudiaban para elevar sus conocimientos o posibilidades de vida.
Al terminar la preparación volvieron a San Salvador donde residían con anterioridad, encontraron todo cambiado los amigos, la colonia, los colegios, los parientes y las costumbres familiares también; en poco tiempo se adaptaron a dicho ámbito generando nuevas amistades y prioridades de vida, con el pasar del tiempo papá fue forjando su destino dentro del ámbito cristiano y fue ganando terreno en muchas áreas a la vez, abrió las puertas de la radio y tv para el evangelio que en la época no estaba ni accesible, ni de moda, decidió aperturar una iglesia en su propia casa ya que de la anterior donde asistía fue expulsado por celos ministeriales lo cual ahora damos gracias a Dios pues estaba en su maravilloso plan de vida para este hombre de Fe.
Pasaron 40 años de arduo trabajo y muchos errores pero al final de estas 4 décadas nos encontramos con un legado innegable a los ojos de cualquier hombre que pueda ver, una organización con más de 500 filiales en el mundo con una sola visión predicar el evangelio de Jesús a toda criatura a través del servicio social y el evangelismo personal; a la vez muchos ministerios nacieron de su llamado muchas iglesias y Pastores ahora fungen en sus propios ministerios exaltando y predicando el evangelio del reino sin olvidar el lugar de donde Dios les llamó para servirle.
Hoy doy gracias a Dios por la vida de ese hombre que es mi padre Edgar López Bertrand Sr. Quien dio su vida entera al servicio de los demás, alguien que con la ayuda de Dios y rodeado de buenos colaboradores pudo desarrollar un legado precioso, alguien que siendo aún muy humano en algunas áreas de su vida supo poner en alto el nombre De Dios en todo ámbito posible, hoy me toca decir adiós papá, y agradecer cada minuto que invertiste en mi educación y formación ministerial, por cada reprimenda te agradezco, por cada consejo, por cada reconocimiento de mis labores; gracias por el amor para cada uno de mis hijos y gracias por haberme hecho lo que hoy soy, un predicador.
Me duele verte en esta condición pero a la vez me reta a superar tus expectativas, me duele decir adiós pero me anima a trabajar con mayor ahínco para juntos celebrar la victoria en presencia de Dios cuando lleguemos a su reino.
Te quiero papá jamás podré pagar lo que hiciste por mi.
Hasta luego
Toby Jr.