Enfócate en la motivación y jamás en tus limitantes.
Pasando por el aeropuerto de Miami me encontré con la necesidad de tomar un café. Mi viaje había iniciado desde muy temprano en la madrugada y era ya casi mediodía. Mi conexión partía en apenas 40 minutos así que decidí optar por lo más cercano que tenía. Al llegar a la tienda de café me encontré con colaboradores faltos de motivación; sus rostros estaban diciendo a gritos: “NO ME GUSTA MI TRABAJO”, y para complicar las cosas, la tienda estaba rebosando de clientes esperando sus alimentos.
La fila tenía no menos de una docena personas esperando poder realizar su orden, con el agravante de que había el doble de personas en el área de entregas, muchos de ellos ya con varios minutos esperando. ¡Que complicado es vivir sin motivación! Vivir sin motivación complica todo proceso y trabajo imaginable; en ese momento que esperaba mi turno ingresaron al establecimiento dos pilotos de una aerolínea muy reconocida, eran buenos mozos, altos, de buen parecer. Y para mi sorpresa uno de los colaboradores de esta tienda dijo: “Porque no soy alto como ellos, todo se me complica”
Como imaginarán, no pude guardar silencio ante lo que escuché, así que inmediatamente entablé una conversación con él y le dije: “Lo que tú tienes, lo que tú eres, y lo que tú haces no solo es suficiente, sino que es igual de importante que lo que estos pilotos hacen por la gente”. Él no pareció muy convencido, pero insistí y dije “Si tú no haces esto, ellos tampoco harían bien su trabajo, si ellos no hacen bien su trabajo las demás personas no llegarían a su destino final y todo eso generaría un caos”.
Terminé diciendo al joven: “Eres suficiente, eres importante, eres un gran tipo en lo que haces”, él insistió en que su estatura no le permitía desempeñarse bien; a lo cual respondí que si él tuviera esa estatura le sería imposible trabajar en ese maravilloso lugar y ejecutar los trabajos encomendados por sus superiores.
Mi querido amigo lector, lo que nos falta es motivación, todo lo demás está completo; Dios te hizo maravillosamente bien, a la medida que el té necesita. Dios no se equivocó contigo, al contrario, te hizo como el té pensó, y para sellar su buena creación te dio un ADN único para que no seas duplicado por nada, ni por nadie.
Enfócate en la motivación y jamás en tus limitantes.
Del Escritorio de Toby Jr.
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