¡LA SABIDURÍA!

Fábula sobre la sabiduría

Ignorancia y sabiduría: Había muchas cosas que ninguna de las dos sabía, pero la diferencia entre ellas era que Ignorancia siempre decía que ya lo conocía y que no quería saber nada más. Sabiduría en cambio cuando no conocía algo, decía que no lo sabía y preguntaba, para aprender más.

 

Salmos 111:10

El principio de la sabiduría es el temor al Señor.

 

La sabiduría espiritual es ese silencio, que es también una ignorancia, una docta ignorancia, una nube del desconocimiento, una noche oscura, una purificación del corazón. Como dice San Mateo: «bienaventurados los de corazón puro, pues verán a Dios»

 

Porque el Señor da la sabiduría;

conocimiento y ciencia brotan de sus labios.

Proverbios 2:6

 

Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. No es lo mismo saber, que ser sabio, ni tampoco conocer que ser entendido. Dice la Biblia (Proverbios 9:10) que: El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del santísimo es la inteligencia.

 

Salmos 111:10

El principio de la sabiduría es el temor al Señor.

 

La Sabiduría de Dios no es algo que se obtiene por leer 200 libros o resolver la ecuación más complicada. Esta sabiduría es la revelación de Dios por medio del Espíritu Santo (2 Samuel 23:2) y solo se obtiene por una búsqueda reverente de Dios (Proverbios 2:3-6) y la lectura de su Palabra (Proverbios 2:1-6).

 

Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.

Santiago 1:5

 

EL PAVO REAL Y LA GRULLA

Un pavo real convidó a una grulla a un festín suculento. Durante el banquete se puso a discutir con los comensales acerca de cuál de los dos poseía mejores dones personales.

Abriendo el pavo real su cola, decía que aquel abanico de finísimas plumas no tenía en el mundo otra cosa que le igualara en perfección y hermosura.

“¡Ciertamente!”, respondió la grulla…

“Confieso que eres más hermoso que yo, pero aunque tus plumas son más vistosas que las mías, no te sirven para volar. Yo, con mis alas, prosiguió la grulla. Puedo elevarme hasta las nubes, contemplando bajo mis pies todas las maravillas de la tierra.»

 

MORALEJA

Nadie tenga en menos a su vecino, que la existencia a cada uno da su cualidad.

 

No seas ligero de palabras, sé sabio y confía en Dios en todo lo que hagas.