¡LO QUE APRENDÍ DE LA VIDA DE JULIO MELGAR!

“Job reprocha la actitud de sus amigos ante su enfermedad”

1 respondió entonces Job, y dijo:

2 ¡Oh, que pesasen justamente mi queja y mi tormento, Y se alzasen igualmente en balanza!

3 porque pesarían ahora más que la arena del mar; Por eso mis palabras han sido precipitadas.

4 porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten.

5 ¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Muge el buey junto a su pasto?

6 ¿Se comerá lo desabrido sin sal? ¿Habrá gusto en la clara del huevo?

7 las cosas que mi alma no quería tocar, Son ahora mi alimento.

8 ¡Quién me diera que viniese mi petición, Y que me otorgase Dios lo que anhelo,

9 y que agradara a Dios quebrantarme; Que soltara su mano, y acabara conmigo.

El 19 de abril partió con el Señor Julio Melgar un soldado predicador y Salmista muy reconocido en Latinoamérica, su familia y ministerio marcaron nuestras vidas en el congreso Juvenil de hace algunos años en El Salvador, cuando sin conocernos aceptó participar en dicho evento acompañado de su esposa e hijos.

Pocos días después conocí de la noticia que tenía una enfermedad muy delicada, estaba peleando literalmente por su vida y ministerio. Las noticias eran poco alentadoras para los que le conocíamos como Salmista; pero algo maravilloso sucedió, muchos Salmistas de todos los rincones del mundo llenaron las redes sociales con sus buenos deseos y oración por su sanidad.

La Casa de Julio Melgar se convirtió en un altar de adoración, su casa levantó un clamor como jamás se había hecho por sanidad y protección por la vida de Julio y la vida de su familia, los cibernautas pudimos ver como la enfermedad de un siervo como Melgar unió al mundo musical de nuestros tiempos; cada uno fue llegando según sus posibilidades, según sus agendas les permitían.

Los Salmistas dejaron a un lado sus diferencias religiosas, dejaron a un lado sus egos, y pusieron a Dios primero; Dios les recordó que Él es soberano en sus designios que son Eternos pero también son perfectos. El Salmista hoy abraza la gloria de Dios y sus hijos y esposa le despidieron con honores mientras Julio fue recibido como un siervo fiel por una comitiva celestial.

Hoy  la tierra abraza la voluntad de Dios que es Perfecta, Eterna y Buena para todos los que en Él confían.

Damos gracias a Dios por la vida de Julio Melgar y por su legado, y hoy, una vez mas aceptamos la perfecta y eterna voluntad de Dios para sus hijos que se manifiesta a diario en nuestras vidas; hoy aprendamos de la historia, aprendamos que Dios no improvisa, Dios siempre está y estará en control, hoy aprendemos que si nos unimos llegaremos mas lejos con el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Gracias Dios, gracias Julio Melgar.