Honestidad: (del latín honestĭtas) es la virtud, que se podría definir como decir la verdad, ser decente, recatado, razonable, justo y no mentir. Desde un punto de vista filosófico, la honestidad es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se siente.
La Biblia nos dice que si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonarnos de toda maldad; puedo decir que sin honestidad no hay salvación, sin esa experiencia de ser honestos para con Dios y para con nosotros mismos no habrá oportunidades tener abierto el camino a la salvación.
La honestidad es la llave para poder ser ayudado por Jesús, la honestidad es la llave para recibir su perdón, la honestidad es hacer las cosas a la manera de Cristo; sin honestidad no hay trasparencia o reconocimiento de los errores cometidos en contra de Dios y en contra de la sociedad en general. Es la honestidad la prueba que Dios llegó a nuestra vida para efectuar un verdadero cambio espiritual.
El evangelio de Lucas nos narra la Historia de Zaqueo, un hombre poderoso de su época, y dice que fungía como jefe de los publicanos y además era rico; el día que tuvo su encuentro con Jesús, junto con la experiencia llegó algo que cambió la manera como todos le veían. El día que llegó Jesús a su casa, Zaqueo desbordó en honestidad y dijo estas palabras “Señor, si en algo yo he defraudado a alguien se lo devuelvo al cuádruple”.
La honestidad nos llega al mismo tiempo que la verdad a nuestras vidas, en este caso, la verdad del Evangelio de la Cruz; cuando ese Evangelio llega a nuestras vidas, la honestidad es la evidencia del nuevo nacimiento. Es la honestidad la que nos distingue del resto de la creación, somos honestos con nuestros pecados o errores, somos honestos en reconocer nuestra rebeldía para con Dios, somos honestos en entender que sin él no podemos tener vida eterna.
Esto denota que la honestidad está ligada al nuevo nacimiento; no puede haber salvación sin honestidad para con Dios y para con nosotros mismos; la honestidad como la entendemos es ser ubicado en quien soy, y quién Dios es para mí, ser honesto es reconocerle como Salvador, Señor, Dios, y único camino al Cielo.
La pregunta sería, ¿Estás siendo honesto en tu diaria manera de vivir? ¿Estás siendo honesto con tu manera de administrar? ¿Estás siendo honesto con tu pareja e hijos? Si la respuesta es negativa los resultados de tu supuesto nuevo nacimiento también lo son.
“La honestidad es un valor o cualidad propio de los seres humanos que tiene una estrecha relación con los principios de verdad y justicia y con la integridad moral. Una persona honesta es aquella que procura siempre anteponer la verdad en sus pensamientos, expresiones y acciones”.
Amigo, sin honestidad no puede haber perdón, sin honestidad no puede haber nuevo nacimiento, sin honestidad no puede haber paz en tus relaciones interpersonales, sin honestidad no hay fruto digno de arrepentimiento, sin honestidad no tendrás éxito en las cosas que decidas emprender; hoy recomiendo que analices estas palabras y puedas reconocer que para ser salvo de condenación es necesario ser honesto para con Dios y reconocer que no somos aptos para poder alcanzar esa salvación por medio de las obras de la ley.
Ser honesto es tener una actitud acorde con la verdad en nuestras relaciones con los demás, incluyendo nuestra familia, amigos, compañeros de estudio o de trabajo, vecinos, y todas las personas con las cuales nos relacionamos de una u otra forma y sobre todo para con Dios como Señor, Dios, Salvador.
Y tú, ¿Has sido honesto para con Dios? Solo la honestidad te dará la llave para conocer a Jesús como Salvador; te invito a ser honesto hoy y a enmendar esos vacíos que aún están en nuestras vidas. Ser honesto es el único camino a la Salvación.
Del Escritorio de Toby Jr.